Entendía su punto de vista y sabía que tenía razón. Jacob y yo habríamos terminado
juntos si el mundo fuera el lugar cuerdo que se suponía que debía ser. Habríamos sido
felices. El era mi alma gemela en aquel mundo, y lo hubiera seguido siendo si no se
hubiera visto ensombrecido por algo más fuerte, algo demasiado fuerte que jamás habría
existido en un mundo racional.
¿Habría algo así también para Jacob? ¿Algo que se impusiera a un alma gemela?
Necesitaba creer que así era.
Dos futuros y dos almas gemelas, demasiado para una sola persona, y tan injusto que
no iba a ser yo la única que pagara por ello.
El tormento de Jacob parecía un alto precio. Me arrugué al pensar en ese precio. Me
pregunté si no habría vacilado de no haber perdido ya a Edward en una ocasión y no
haber sabido cómo era la vida sin él. No estaba segura, pero parecía que ese
conocimiento formaba ya parte de la esencia de mi ser, no podía imaginar cómo me
sentiría sin ello.
—Él es como una droga para ti —Jake habló con voz pausada y amable, sin atisbo de
crítica—. Ahora veo que no eres capaz de vivir sin él. Es demasiado tarde, pero yo hubiera
sido más saludable para ti, nada de drogas, sino el aire, el sol.
Las comisuras de mis labios se alzaron cuando esbocé una media sonrisa.
—Acostumbraba a pensar en ti de ese modo, ya sabes, como el sol, mi propio sol. Tu
luz compensaba sobradamente mis sombras.
El suspiró.
—Soy capaz de manejar las sombras, pero no de luchar contra un eclipse.
Le toqué el rostro. Extendí la mano sobre su mejilla. Suspiró al sentir mi roce y cerró
los ojos. Permaneció muy quieto. Durante un minuto pude escuchar el golpeteo lento y
rítmico de su corazón.
—Dime, ¿cuál es la peor parte para ti? —susurró.
—Dudo que mencionarlo sea una buena idea.
—Por favor.
—Creo que no haría más que daño.
—Por favor.
¿Cómo podía negarle algo llegados a aquel extremo?
—La peor parte... —vacilé, y dejé que las palabras brotaran en un torrente de
verdad—. La peor parte es que lo vi todo, vi nuestras vidas, y las quise con
desesperación, lo quise todo, Jake. Deseaba quedarme aquí y no moverme. Deseaba
amarte y hacerte feliz, pero no puedo, y eso me está matando. Es como Sam y Emily,
Jake, jamás tuve elección. Siempre supe que las cosas no iban a cambiar. Quizá sea por
esa razón por lo que he luchado contra ti con tanto ahínco.
Jacob parecía concentrado en seguir respirando con regularidad.
—Sabía que no debía decírtelo.
Eclipse
Stephenie Meyer
384
El sacudió la cabeza despacio.
—No, me alegra que lo hicieras. Gracias —me besó en la coronilla y suspiró—. Ahora,
seré bueno.
Alcé los ojos. Jake sonreía.
—Así que ahora vas a casarte, ¿no?
—No tenemos por qué hablar de eso.
—Me gustaría conocer algunos detalles. No sé cuándo volveré a verte de nuevo.
Tuve que esperar casi un minuto antes de recuperar el habla. Respondí a su pregunta
cuando estuve casi segura de que no iba a fallarme la voz.
—En realidad, no es idea mía, pero sí, me voy a casar. Supongo que significa mucho
para él. ¿Por qué no?
Jacob asintió.
—Es cierto. No parece gran cosa... en comparación.
Su voz era tranquila, la voz de alguien realista. Le observé fijamente, sintiendo
curiosidad por saber cómo se las estaba arreglando, y lo estropeé. Sus ojos se
encontraron con los míos durante unos segundos y luego giró la cabeza para desviar la
mirada. No hablé hasta que se sosegó su respiración.
—Sí. En comparación —admití.
—¿Cuánto tiempo te queda?
—Eso depende de cuánto le lleve a Alice organizar la boda —contuve un gemido al
imaginar lo que ella podría montar.
—¿Antes o después? —inquirió con voz suave.
Supe a qué se refería.
—Antes.
Él asintió. Debió de suponer un alivio para él. Me pregunté cuántas noches le habría
dejado sin dormir la idea de mi graduación.
—¿Estás asustada? —musitó.
—Sí —repliqué, también en un susurro.
—¿De qué tienes miedo?
Ahora, apenas podía oír su voz. Mantuvo la vista fija en mis manos.
—A un porrón de cosas —me esforcé en que mi voz sonara más desenfadada, pero
no me aparté de la verdad—. Nunca he tenido una vena masoquista, por lo que no voy en
busca del dolor. Y me gustaría que hubiera alguna forma de evitar que Edward estuviera
conmigo para que no sufriera, pero dudo que la haya. Hay que tener en cuenta también el
tema de Charlie y Renée, y luego, mucho después, espero que sea capaz de controlarme
pronto. Quizá sea una amenaza tal que la manada deba quitarme de la circulación.
El alzó los ojos con expresión de reproche.
Eclipse
Stephenie Meyer
385
—Le cortaré el tendón a cualquiera de mis hermanos que lo intente.
—Gracias.
Sonrió con poco entusiasmo y luego torció el gesto.
—Pero ¿no es más peligroso que eso? Todas las historias aseguran que resulta
demasiado duro... Ellos podrían perder el control. .. Algunas personas mueren.
Tragó saliva.
—No, eso no me asusta, Jacob, tontorrón. ¿Acaso no sabes muy bien que no hay que
creer en las historias de vampiros? —obviamente, no le vio la gracia al chiste—. Bueno,
de todos modos, hay un montón de cosas por las que preocuparse, pero casi todas están
al final.
Asintió a regañadientes, y supe que en eso no había forma de que estuviéramos de
acuerdo.
Estiré el cuello para susurrarle al oído mientras mi mejilla rozaba su piel ardiente.
—Sabes que te quiero.
—Lo sé —musitó él mientras me sujetaba al instante por la cintura—. Y tú sabes
cuánto me gustaría que eso fuera suficiente.
—Sí.
—Siempre estaré esperándote entre bastidores, Bella —me prometió mientras
alegraba el tono de voz y aflojaba su abrazo. Me alejé con una sorda y profunda sensación
de pérdida, tuve la desgarradora certeza de que dejaba atrás una parte de mí, que se
quedaba ahí, en la cama, a su lado—. Siempre vas a tener un recambio si algún día lo
quieres.
Hice un esfuerzo por sonreír.
—Hasta que mi corazón deje de latir.
Me devolvió la sonrisa.
—Bueno, quizá luego pueda aceptarte... Quizá... Supongo que eso depende de lo mal
que huelas.
—¿Regreso a verte o prefieres que no lo haga?
—Lo consideraré y te responderé —contestó—. Quizá necesite compañía para no
perder la chaveta. El excepcional cirujano vampiro me dice que no debo cambiar de fase
hasta que me dé el alta... De lo contrario podría alterar la forma en que me ha fijado los
huesos.
Jacob hizo una mueca.
—Pórtate bien y haz lo que te ordene Carlisle. Te recuperarás más deprisa.
—Vale, vale.
—Me pregunto cuándo sucederá —mencioné—, cuándo te fijarás en la chica
adecuada.
Eclipse
Stephenie Meyer
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—No te hagas ilusiones, Bella —de pronto, la voz de Jacob se tornó acida—. Aunque
estoy seguro de que sería un alivio para ti.
—Tal vez sí, tal vez no. Lo más probable es que no la considere lo bastante buena
para ti. Me pregunto si me pondré muy celosa.
—Esa parte podría ser divertida —admitió. .
—Hazme saber si quieres que vuelva y aquí estaré —le prometí.
Volvió su mejilla hacia mí con un suspiro. Me incliné y le besé suavemente en el rostro.
—Te quiero, Jacob.
El rió despreocupado.
—Y yo más.
Me observó salir de su habitación con una expresión inescrutable en sus ojos negros.